EL COCINERO SEVILLANO JUAN GASPAR COMPITE LA VICTORIA DEL ‘GMCHEF’ EN EL CELLER CAN ROCA
La gran final del concurso GMChef 2018 se ha celebrado este lunes 19 de noviembre y la joven valenciana Eugenia Lorente se ha proclamado ganadora. El evento, que tuvo lugar en El Celler de Can Roca (Gerona), reunió a los seis aspirantes que superaron las semifinales en distintos puntos de la geografía española. Todos ellos son estudiantes de hostelería y tuvieron la oportunidad de emplatar sus elaboraciones ante un jurado formado por los chefs Joan Roca, Xanty Elías y Erlantz Gorostiza, Pere Laymon y el periodista Jesús Terrés. María Eugenia Berberá, de Madrid, se ha hecho con el segundo premio y Magdalena Mas, procedente de las Islas Baleares, con el tercero. El sevillano Juan Gaspar Borrero ganó las alabanzas de todos pero no pudo colocar su nombre en el podium.
Para Juan Gaspar Borrero “Sevilla huele a azahar y adobo”, por eso eligió el cazón sobre crujiente de abodo y helado de orégano para sorprender en su cita con las cocinas de GMCheff. Esta tapa con acento andaluz y personalidad desbordante vino acompañada de la rumba canónica de Paco de Lucía: «Entre dos aguas». Andalucía en el aire y sobre un azulejo que se ideó en el IES Heliópolis para acabar siendo degustado por un jurado de renombre internacional. «Haber llegado hasta aquí, de entre 1080 aspirantes, me hace ganador», afirmó orgulloso de haber plasmado la esquina de la calle José Velilla en su receta.
Cuando «estamos ante la generación de jóvenes más preparados en hostelería de nuestra historia», aseguró Joan Roca, el triunfo de Eugenia Lorente tiene un significado especial. Una deconstrucción de gazpacho manchego le valió para conquistar los paladares de los miembros del jurado y hacerse con un premio dotado en 1000 euros en productos de GM Food y la posibilidad de realizar un stage con su mentor y otros dos acompañantes en El Celler. La joven es alumna del IES Cap de L’Aljub en Alicante y su elaboración, que algunos han definido como un “canelón de sabor”, le ha llevado con éxito a kilómetros de casa. Trajo la esencia La Mancha bajo su prisma y mereció el máximo galardón.
La croqueta de pad thai sobre crujiente de noodles de María Eugenia Barberá, del IES Hostelería y Turismo de Alcalá de Henares, fue entendida como un nexo perfecto entre la tradición española y tailandesa. Lleva desde los seis años entre fogones y afirma que ama «tanto cocinar como comer». El aire internacional de la gala vino en su receta, con la que ha conseguido un stage en el restaurante MB de Martín Berasategui, que cuenta con dos estrellas Michelín.
La búsqueda del talento continuó con Magdalena Mas, del IES Juníper Serra en Mallorca. La joven balear fue la única aspirante en cambiar su elaboración. Con el buñuelo de sesos se proclamó vencedora en la semifinal en la zona Norte y el frito de zanahoria morada ha sido su apuesta para hacerse con el tercer puesto en esta gran final, que le llevará a realizar un stage en el Restaurante Acánthum, de una estrella Michelín. La constancia y la conversión del sacrificio en divertimento es algo que ha intentado plasmar en su plato. «El producto de temporada y kilómetro cero» protagoniza su filosofía, que también tiene un fuerte carácter autóctono.
La primera concursante en mostrar su propuesta en la masía de los hermanos Roca, aunque no acabase entre los tres primeros, fue Natalia González, del IES Santa María de Guía en Gran Canaria. Bajo las etiquetas de «tradición y sentimiento», preparó un sancocho canario. Una receta a base de pescado, batata y mojo con la que ha querido homenajear a sus raíces familiares, pues fue su madre quien le enseñó a cocinar.
Arnau Triola, por su parte, es el único aspirante que jugaba en casa. Este joven de la Escola d’Hostaleria i Turisme de Girona ha reinterpretado el cóctel gambas con nuevas técnicas, crujientes, emulsiones y un helado de algas. Participó para «explorar, divertirse y sacar lo mejor de sí mismo» y sus creaciones le llevaron hasta la final. El uso del mejor producto de la Costa Brava y su inquietud son sus factores diferenciadores.
El jurado destacó el gran nivel de los participantes y su profesionalidad y compromiso. Todos andan construyendo los cimientos de su carrera y han utilizado la tradición y los ingredientes locales para brillar con luz propia. El nervio, la vanguardia y las técnicas más complejas de la alta cocina no han nublado sus elaboraciones sino que las han conducido. Así el futuro queda asegurado tras una lluvia de ideas, fogones y productos que lleva tres nombres de mujer a la cabeza.