En 2016, OCU analizó los precios de más de 1.600 productos de diverso tipo (electrónica, electrodomésticos, neumáticos…) y reveló que, aunque parece que bajan, en realidad no fue así: apenas un 13% de los productos redujeron su precio, y en la media de productos se detectó una subida de precio que rondó el 2%.

En 2017, los datos no fueron muy fueron diferentes, y la conclusión fue que, para ahorrar, no hacía falta comprar en Black Friday: de hecho, respecto al precio que tenían en el mes anterior, casi la mitad de los productos (48%) del estudio de OCU no habían variado de precio, un 41% tenían un precio superior a ese mínimo del periodo y sólo un 11% cumplían los requisitos para poder indicar un precio inferior. En general, el análisis de precios del año pasado reveló que los productos durante el Black Friday eran en torno a un 2,5% más caros que el mínimo que alcanzaron en el último mes.

Ocu recuerda que la norma (Ley 7/96, de 15 de enero, de regulación de comercio minorista) establece que “siempre que se oferten artículos con reducción de precio, deberá figurar con claridad, en cada uno de ellos, el precio anterior junto con el precio reducido” y deja claro que «se entenderá por precio anterior, el menor que hubiese sido aplicado sobre productos idénticos en los treinta días precedentes”.

Este año 2018, el Black Friday es el viernes 23 de noviembre por lo que, desde el 23 de octubre, OCU está recogiendo precios de un surtido de los productos más vendidos en los principales establecimientos. En total, OCU analiza cada día alrededor de 15.000 precios, de 2.000 productos de 21 categorías diferentes y de 32 establecimientos.

Además, la Organización de Consumidores ofrece los siguientes consejos para afrontar con éxito elBlack Friday:

Si se encuentra realmente una buena ocasión debe aprovecharse, pero sin dejarse llevar por la inercia. Conviene tener claro lo que se necesita y lo que se puede pagar por ello.

Comparar es ahorrar: por un lado, se puede encontrar el mismo producto a precios muy diferentes. Por otro lado, a menudo existe un producto mejor que puede salir más barato, o con mejor relación calidad/precio.

Junto al precio rebajado siempre tiene que figurar o el precio original o el porcentaje de la rebaja (o las dos cosas).

Aunque sea una promoción, las garantías son las mismas de siempre: si la compra se hace en persona, el establecimiento solo está obligado a devolver el dinero si el producto tiene algún defecto de fábrica. En caso de arrepentimiento o equivocación (unos zapatos pequeños, una prenda que no gusta) las tiendas no están obligadas a devolver nada (aunque muchas tienen políticas de devolución con las que, si se devuelve el producto, ofrecen un vale por el mismo precio para gastar en esa tienda).

Los productos rebajados tienen que tener la misma calidad de siempre: la norma no permite que se vendan como rebajados productos defectuosos.

Durante unas rebajas, la tienda puede aplicar algunas condiciones especiales (no aceptar pago con tarjeta, cambiar su política, de devoluciones…), pero deben anunciarlo clara y visiblemente para que todos los clientes lo vean.

El tique o factura es necesario para cualquier reclamación: consérvalo.

Los establecimientos están obligados a tener una Hoja de Reclamaciones a disposición del consumidor que la solicite. Esta debe rellenarse en 3 copias: una para el consumidor, otra para el establecimiento y una tercera que deberá ser presentada en la Oficina de Consumo.

En las compras por Internet los usuarios disponen de 14 días para arrepentirse y devolver el producto sin dar explicaciones: el comercio tendrá que devolver todo el importe. Si el pago se realiza online, OCU recomienda utilizar una tarjeta prepago, una tarjeta de crédito o Paypal, y evitar hacer transferencias bancarias si el vendedor no es totalmente fiable.

Las compras impulsivas nunca fueron buenas: OCU recomienda hacer una lista de lo que se necesitas. Pensar, meditar… y de nuevo, comparar.